En Ateyavana hemos comenzado un nuevo proyecto gracias a la generosidad de un compañero y su familia, que nos han cedido un terreno para nuestra propia huerta, algo que creemos, solo aporta beneficios a pesar de las agujetas del día siguiente.
Ya solo salir de la ciudad nos ayuda. Vamos a un entorno mucho más tranquilo con menos ruido en que desconectamos de los estímulos de la ciudad, fomentamos la amistad y las habilidades sociales al ir en grupo y representa una oportunidad para demostrar nuestras capacidades. Vamos desarrollando el trabajo con compañeros más experimentados como guías.
Nos ofrece satisfacción al obtener resultados, cosa que nos sube la autoestima.
Como es obvio, hacemos más ejercicio físico, cosa que libera más endorfinas y serotonina y nos hace sentir mejor. Además se consigue que terminemos cansados, lo cual nos relaja y hace que durmamos mejor. También ofrece beneficios al sistema inmunológico: al estar en contacto con la tierra y sus microbios, lo fortalece. Al ir a la huerta los días soleados, nos beneficiamos de la vitamina D que nos proporciona el sol. Adquirimos conocimientos nuevos de todo tipo: manejo de herramientas, cómo trabajar en equipo, nuevos conocimientos sobre alimentación…
Por último pero no menos importante, colaboramos en el cuidado del planeta al no comprar productos de explotaciones agrícolas masivas y obtener nuestros propios productos ahorrándonos envases y plásticos.
«En Sograndio tenemos una huerta y cuando voy, me siento mejor; más relajada y en contacto con la naturaleza. Esto es posible gracias a la solidaridad de Luis y su familia, que nos cedió el terreno para ello. A este compañero de Ateyavana, le damos las gracias por su solidaridad».
-Esther García.
«A mí me gusta mucho ir a la huerta a Sograndio, que me relaja y me gusta y estoy en contacto con la naturaleza».
-Ana Gutiérrez.
«A mí lo que me gusta del huerto, es que te relajas, haces cosas, estás entretenido, al aire libre que es bueno porque tiene vitamina D. Siempre es mejor hacer cosas, etar activos que inactivo. Aprendes a comer de todo, a valorar la comida ya que trabajas con ella. Liberas endorfinas y adrenalina, por tanto es bueno».
-Laura.
«Desde que vamos a trabajar la huerta a mi casa, yo me siento más contento porque así la tierra no está parada. Además me gusta que mis compañeros pasen tiempo allí».
-Luis Menéndez Alonso.
«La huerta a mí me da una opción de hacer ejercicio y aprender en contacto con el campo (naturaleza) sobre todo si me acompaña el buen tiempo. Además puede llegar a ser productivo con la recolección por lo cual el ejercicio puede tener hasta más beneficios y además, un poco de trabajo en común con lo cual, se fomenta la cooperación y también disfruto del silencio en el campo».
-Pedro.
«Para mí, lo mejor del huerto es desconectar del bullicio de la sociedad. Antes lo hacía en soledad, me machacaba físicamente y me despejaba la cabeza. Ahora, al hacerlo con más gente, el trabajo es más llevadero, pero igual de sano para la mente».
-A. Rodriguez.
«He tenido la oportunidad, porque así lo decidí, de asistir a un nuevo proyecto con la visión externa de quien no participa pero escucha. Me refiero al proyecto agroterapéutico de Ateyavana. He admirado la conexión que hay entre todos y las múltiples formas de manifestarse, haciendo de este proyecto solidario una forma de trabajo en grupo que les produce mucha satisfacción y les aumenta la autoestima».
«Gracias compañeros, me habéis ayudado a valoraros más y mejor».
-Mariví «la urbanita».
Si queréis conocer más nuestro proyecto, podéis visitar nuestra página http://www.ateyavanacooperativa.es